Alquilar una propiedad nunca está exento de riesgos. Sin embargo, es esencial depositar nuestra confianza en el inquilino adecuado. De esta forma, minimizaremos las posibilidades de que se produzcan impagos, desperfectos en la vivienda y otros problemas. En la entrada de hoy vamos a mostraros algunos consejos para elegir al arrendatario perfecto.
¿Cómo elegir el inquilino perfecto?
Transparencia en el trato
El inquilino ideal se caracteriza por ser comunicador y facilitar en la medida de lo posible los trámites. Si surge algún problema en el contrato, se mostrará conciliador e intentaré llegar a un acuerdo que agrade a ambas partes.
Encontrar este tipo de personas empáticas y transparentes en ocasiones no es fácil, pero una relación de confianza es esencial para contratos de alquiler a largo plazo. Muchas veces merece la pena perder algo de dinero y ganar en tranquilidad.
Solvencia económica
Además de ser correcto en el trato, el inquilino debe disponer de la suficiente solvencia económica como para hacer frente a las mensualidades y el pago de la fianza. En estos casos, un puesto de trabajo estable con algunos años de antigüedad es lo que más se valora. Puedes pedir que el inquilino te muestre su última nómina. O bien que te deje alguna declaración del IRPF si es autónomo.
Si el futuro inquilino no puede demostrar esta solvencia, es buena idea establecer en el contrato de alquiler una serie de garantías adicionales. Por ejemplo, un depósito adicional a la fianza o un aval bancario. También es frecuente la figura de un fiador solidario. Es decir, un familiar o amigo que garantiza con su patrimonio el abono de las cuotas.
Conservación de la vivienda
Otro de los grandes temores de tener inquilinos es el estado en el que dejarán la casa cuando termine el contrato. Aunque la fianza puede hacer frente a algunos de los desperfectos causados, la mayoría de ellos se consideran propios del uso y el paso del tiempo. Es decir, que la limpieza, pintura de las paredes, reparación y sustitución de electrodomésticos correrá por tu cuenta.
Por lo tanto, dependiendo de las características del inmueble, deberías establecer un perfil en concreto. Por ejemplo, si acabas de reformar por completo la vivienda, igual no te interesa alquilarla a un inquilino que tenga niños pequeños y varias mascotas.
Duración del alquiler
La normativa actual permite la negociación entre ambas partes para determinar la duración del alquiler. La Ley de Arrendamientos Urbanos dice que aquellos contratos inferiores a 3 años serán prorrogados de forma obligatoria anualmente hasta que se alcance este periodo. No obstante, el inquilino puede declarar con 30 días de antelación antes del fin del contrato su deseo de no renovarlo.
Ten en cuenta que si amplias la duración del contrato y excluyes la posibilidad de prórrogas, no podrás acceder a tu casa hasta que finalice. Esto puede traer problemas en el futuro, ya que quizás necesites el inmueble para vivir o te pierdas una buena oportunidad de venta. Considera todos estos elementos a la hora de redactarlo.